Integrándome en su piel, me hago alma

Integrándome en su piel, me hago alma

“Paradoja,
tal vez.
Dicotomía segura.
Ironía racional
en el espejo
que te mira.”

“Mientras yo, mi nada a nadie se la debo.”

martes 10 de mayo de 2016
Hormigueros, Puerto Rico

He leído esta joya vivencial cuatro veces, siempre terminando desnuda y cubierta de humo de mirada. He intentado escribir una reseña que haga honores a la palabra en estas memorias, sin apasionarme, afectarme o desnudarme, más es iluso de mi parte pensar tal absurdo. Leer a Marieli Calderón es vivir a Marieli Calderón. Leerla, es saberse frente a su espejo, sin máscaras, revestidos de valor y fuerza ante las realidades que algunos maquillan con metáforas sin mañana.

Para quienes tenemos el honor de conocerla, quienes hemos sido besados por el universo por tener su presencia en nuestras vidas, leer su bitácora vivencial “Integratio” es ansiar abrazarla nuevamente hasta fundirnos con y en ella. Cada palabra rasgada en este libro es un grito de libertad, sanidad y reivindicación. Una vez más queda establecido como ley y norma universal: “La escritura creativa, sea prosa o poesía, libera y sana.”

Este libro “híbrido” es un pasaje a esos vericuetos realistas de Marieli. Calles y pasadizos preñados de tanta realidad que llega a doler, porque quieran o no aceptarlo algunos, la realidad real, llega a doler. Pero esta realidad, aún en el dolor, Marieli logra manejarla con una belleza tal, que enamora. Paradoja total, ciertamente. Y es que la paradoja es un tema constante en el libro, las contraposiciones de sentires y pensares durante toda esta aventura son integrales y sumamente necesarias, pues vivir es una paradoja constante. Me atrevo a decir, porque leerla me lleva a al atrevimiento de postular sin temores, que Calderón ha logrado perfeccionar la belleza de sus letras trabajando su dolor.

Vemos a una mujer, giganta, levantando un vuelo sin retorno a su vida, la vida que le pertenece porque siempre fue ella la dueña. Vemos una lucha constante con todo lo que forma y conforma su universo, en busca de la identidad sin máscaras, verdad desnuda, verdad que pocos están acostumbrados a enfrentar. Encontramos una mujer tea frente al espejo, a su espejo, deshojando cada pasado hasta convertirse en fuente de presente y futuros. No hay temor, no hay temblor en su pulso, la seguridad en ella y en sus “demonios” la llevan a una purificación de alma sin precedente.

“Integratio” es una invitación existencialista a mirarnos desde la otredad. Llamado a rebuscar en esas sombras que hemos decidido obviar por temor o dolor. Un convocatoria a integrarnos en la nada que nos contiene, para parir el todo que somos en nosotros mismos. Es una incitación que lleva a repensarse hasta ansiar la libertad, esa libertad que obliga a vivir sin máscaras, a abrazar las realidades aún el dolor, pero también es un, a muestra de que el dolor no es una opción de vida, el dolor es una razón para luchar y empoderarse, un motivo para tomar las riendas del vuelo que nos pertenece y nos hace íntegros, aún en nuestra efímera existencia.

Los temas recurrentes en este manuscrito: el tiempo, la identidad desnuda, la violencia en contra de la mujer, la sobrevivencia, el amor asesino que no es lo mismo que desamor, la reivindicación, la liberación, la lucha existencial, conjuran para nosotros los lectores una lectura casi mística, aún en su realismo. (Me lleva recordar el realismo mágico del Gabo y/o las osadías de una Allende en sus comienzos.) Un vocabulario, que aunque elevado en ocasiones, es comprensible y lleva a la búsqueda necesaria en nuestro léxico. Metáforas que se despojan de superficialidades, incitando a imitarlas. “Integratio” es tan gráfico que podemos “verlo, olerlo, saborearlo, tocarlo” mientras lo leemos. Nuestra autora no ha dejado nada fuera de este libro, pero deja en nuestras almas el deseo de conocer mucho más acerca de su vuelo en libertad.

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