La Lala resena: · Tres puntitos y otros tereques

Entre todas las partículas de polvo y la existencia del todo en la nada de Abel D’Andrea

Entre todas las partículas de polvo y la existencia del todo en la nada de Abel D’Andrea
Por: Lala García

polvo

martes 9 de febrero
Hormigueros, Puerto Rico

“Todos van a un mismo lugar.
Todos han salido del polvo y todos vuelven al polvo.”
Eclesiastés 3:20

“El hombre es hijo del polvo y nieto de la nada.”
-Francisco Quevedo

“Somos polvo de estrellas que piensa acerca de las estrellas.
Somos el medio para que el Cosmos se conozca a sí mismo.”
-Carl Sagan

“…porque:
Todo tiene polvo.
por eso es necesario sacudirse el alma
de vez en cuando.”
-Abel D’Andrea
El Mejor escritor

Esta es la quinta vez que me siento a escribir esta reseña. Es la octava vez que releo los apuntes realizados para poder escribirla. Repaso nuevamente el manuscrito y tengo que detenerme en partes que me vuelven a hablar o en otras que pensé me habían hablado pero en realidad sólo me susurraron. Es que después de haber descubierto la vereda polvorienta de Abel D’Andrea, el polvo se me ha convertido en vida, vida con vida de cosmos.

Quisiera decir que este libro: Todo tiene polvo, es uno de fácil lectura y de esta forma acaparar un “público” que busca de esto para satisfacer el hambre por el vacío. Más no, esto es imposible. Este poeta ha logrado una profundidad que muchos intelectuales desearían más no logran. El uso de un lenguaje coloquial, para muchos, enlazado a unas imágenes de pensamiento tan abstractas para otros, hacen de su poesía una de altura, reflexión y revolución. Su poesía es contestaría, irreverente, anarquista y liberadora a unos grados tales que algunas mentes se verán en la necesidad de cuestionarse hasta su propia existencia.

“Poesía es hacer lo que tenemos que hacer
para crear el espacio donde nos sentimos libres.”

Estos versos arriba desnudan su visión acerca de la poesía. D’Andrea crea espacios vitales, cueste lo que le cueste, para alcanzar su libertad. Es para el autor una lucha constante el abrazar la libertad, casi tan importante como su infinita lucha con su existencia. Esta red de ideas y sentires apasionados la sentiremos en carne propia, llegaremos a vivir estas luchas a medida que nos vamos adentrando en sus piezas. Lo mas increíble es que aún cuando nos puedan sacudir algunas de sus ponencias, aún cuando nos haga dudar a través del cuestionamiento lógico y crítico, vamos a disfrutar hasta de disentir con el escritor.

El dolor de Abel D’Andrea es sólo comprendido por aquellos que saben el rostro del dolor que mata. Más cuando este lo traduce en metáforas con alma dolida, podemos llegar a sentir una mordida del bastardo. Ese magistral estilo único del sarcasmo “D’Andreniano”, es capaz de hacernos reír de su dolor, aún cuando a través de ese mismo sarcasmo nos muestra el infierno al que el dolor lo lleva. Sólo alguien que vive en el dolor constante es capaz de redimir el mismo de esta manera.

La visión cosmogónica de nuestro autor la veremos reflejada en todas las piezas. Es que hasta en esta interconexión de cada pieza vemos su filosofía de vida: Todo está conectado entre sí y todo sale del caos. Para el poeta, la nada es el todo en el que ella existe, siendo el todo la conexión cósmica de todas las nadas.

resenabel
Arte: Obscuregraphy

Siendo a D’Andrea un escritor existencialista, su idealismo puede una de dos: salpicar de “jocosidad” la realidad cruda que presenta, como puede llevarnos a la catarsis reflexiva. El “mundo ideal” de este poeta no dista mucho del que todos deseamos. Lo que pudiese variar es la manera en la que el lo lograría y la utopía en la que nosotros decidimos seguir viviendo. Su pieza: “Queridos votantes” es el icono clásico para lo que estoy tratando de explicar aquí.

“La oscuridad vulnera”

No sé si esta línea causa dolor, angustia y hasta desesperación o por el contrario, libera. Dentro del existencialismo de D’Andrea no se hace esperar la caricia de “la oscuridad”. Pasadizos en penumbra llenos de luz para quienes logren ver el entrelíneas. Estos pasajes pueden llegar a ser tan “armoniosos” que podríamos ser cautivos a sabiendas en ellos. Es que el poeta muestra la oscuridad como una vía de descubrimiento propio, como necesaria para la reflexión. La oscuridad de D’Andrea me atrevo a compararla con la Niebla de Unamuno.

¿Podrá sentir amor este ser aturdido entre el existencialismo y el dolor?

El amor de este poeta no es muy diferente al de los clásicos románticos. Abel D’Andrea tiene una visión del amor tan realista que me hace dudar de su idealismo. Presenta el amor en vertiente universal, sin género, sin etiquetas sociales, abriendo puertas para todo ser que desee vivirlo. Por otro lado, nos confiesa que ha hecho del mismo una “mala costumbre”:

“Y me he enamorado tantas veces
que ya el amor se me ha podrido.”

Entonces, luego de esta última aseveración tengo que añadir que D’Andrea, en este libro: Todo tiene polvo, no sólo se desnuda existencial, idealista, anarquista y universal, también se presenta confesional. No me baso solamente en la pieza titulada “Confesiones” para sustentar mi punto, sino en que cada pieza de este libro que pinta será uno de los más estudiados, el autor se confiesa de una u otra forma con el lector, llenando al mismo a la necesidad de confesarse. Esa manera de abrir su pecho sin aparente miedo, despierta empatía, como dije anteriormente, aún cuando disintamos con el poeta.

No voy a continuar con mi discurso. No porque no tenga más que decir al respecto, es que no quiero “contaminar” con mis visiones y puntos de vista en cuanto Todo tiene polvo. Este poemario debe ser leído en “tábula rasa”, para que a medida el lector se vaya adentrando en el alma del poeta, pueda ir creando otro “cosmos” más para enlazarlo con los del autor. Es necesario que esto suceda, antes de que todo vuelva a convertirse en polvo y el caos nos convierta en nada.

 

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